Belen Arizpe

Una tarde, ocuparon la mesa no. 33 unos jóvenes.
Como esa mesa era un gabinete y necesitaban más espacio, al agregar una silla más, ésta ocupaba parte del pasillo. Así que les ofrecí juntar dos mesas. Ellos muy risueños, solo me dijeron que querían un refresco. Bueno… pensé.
Ya iban a ser las 4 de la tarde, la hora de terminar mi turno, pero les serví lo que me pidieron. Uno de los muchachos comenzó a cantar una canción mexicana antigua. Luego dejó de cantar para preguntarme:

-¿Le gusta esta canción?

-Claro que sí, ¡Son las mejores! No que ayer, mi hermana y mi hija, fueron a ver el estreno de una película de unos Hombres G y la verdad, que canciones tan feas.

Soltaron la carcajada y me dice uno de ellos:

-¡Nosotros somos los Hombres G!

-¡Qué, qué… Perdón! Perdón en verdad. Es que no me gustaron las canciones, pero ¿Si podrían darme un autógrafo para mi hermana y mi hija?

Y muy lindos me dieron los autógrafos, lástima que en esa época (1988), no había celulares.